GENERO: Acción /Aventura/Tactica
JUGADORES: 1
ONLINE: (Multiplayers)
AÑO: 25/10/2013
DESARROLLADORA: Warner Bros, Games Montreal
SECUELA: No
TIEMPO
APROX: 8
horas
PLATAFORMA: PS3 / XBOX/PC/WiiU/Ipad/Android
Todo héroe tiene un pasado
Batman cambia de manos pero su
espíritu de oscuro vigilante sigue vigente. Gotham está una vez más plagada de
supervillanos, y sólo Bruce Wayne puede salvarlos. La fórmula jugable de Arkham
sigue funcionando y la ciudad a explorar crece, pero ha faltado algo de
inspiración y de novedades que llevarse a la boca para tener un juego tan
brillante como sus predecesores.
Uno de los grandes nombres de los
últimos tiempos en la industria del entretenimiento ha sin duda el de Batman.
Principalmente propulsados por el trabajo de Christopher Nolan en su
imprescindible trilogía cinematográfica, lo que a nosotros nos atañe en cambio
es la inspiración que el cineasta británico ha ejercido sobre el estudio
Rocksteady a la hora de oscurecer y hacer más serio el tratamiento de un
personaje con tantas posibilidades como el superhéroe alado. Gracias a ello
hemos gozado de dos de los grandes videojuegos de acción y aventuras de esta
generación, de manos de un estudio que hasta entonces sólo nos había brindado
el meramente estimable Urban Chaos.
Ahora que la saga está asentada
la han dejado en manos de Warner Bros. Montreal, con idea seguramente de
abordar ellos con plena fuerza y dedicación total un nuevo capítulo en
videoconsolas de nueva generación en los próximos tiempos. Pero esa es otra
historia, y de hecho ni tan siquiera está confirmado que vaya a suceder. Lo que
nos interesa ahora es que el estudio que ha recogido el testigo ha hecho un
trabajo estupendo con el nuevo videojuego, aunque también es cierto que ha
faltado algo de inspiración en su propuesta para alcanzar las monumentales
cotas de calidad que la serie había estado exhibiendo en las dos entregas
precedentes. Además de haberse arriesgado poco en cuanto a ofrecer algunos
cambios en una fórmula que comienza a mostrar algunos síntomas de agotamiento,
algo que seguramente quedará en manos de los creadores originales en el próximo
episodio.
El Vigilante
La historia de Arkham Origins es
sencilla sobre el papel, pero se desarrolla para que la sigamos con interés.
Durante una misión que parece ser rutinaria, Batman interroga a Cocodrilo
Asesino y obtiene de él una valiosa pero preocupante información. Se ha puesto
precio a la cabeza del murciélago, concretamente de 50 millones de dólares, y
tan suculenta cifra ha despertado el interés de algunos de los más peligrosos
asesinos que están peinando Gotham para dar con él. Esta premisa, ambientada
tiempo antes de lo visto en el binomio de los anteriores lanzamientos y con un
héroe cuya fama sólo acaba de comenzar a crearse, nos permite conocer muchos
aspectos interesantes de sus comienzos, e incluso profundizar en su relación
con algunos secundarios que conocemos de sobra. La presencia de villanos quizá
no sea tan sorprendente en cuanto a la fama de éstos, sin embargo también dejan
buenos momentos.
El juego da cierta sensación perezosa
en cuanto a su forma de presentar el guión en pantalla en primera instancia,
algo que no era precisamente un problema cuando estaba Rocksteady al frente del
desarrollo; sin embargo conforme avanza va mejorando notablemente dejándonos
algunos momentos extraordinarios. La secuencia de vídeo de presentación no sólo
no tiene la más mínima épica que sí traían consigo sus predecesores, sino que
además no cuenta nada que tenga importancia, consolidando así una desalentadora
forma de abrir el programa, no obstante va ganando interés conforme progresamos
y profundizamos en su propuesta. Todo comienza a desgranarse cuando ya llevamos
unos minutos con la conversación con el gigantesco y escamoso Cocodrilo, y lo
hace de una forma que tiene algunos momentos particularmente brillantes. A
partir de entonces vamos desgranando una suerte de investigación que nos va
llevando de un asesino a otro: obteniendo información, interrogando y
resolviendo situaciones que tienen ese aroma al estilo que ya en su momento
fijó como su sello para la serie Rocksteady.
Nuevos villanos para el mismo
superhéroe. Acción, exploración, aventuras... El nuevo Batman ya ha extendido
sus alas.
Así pues la libertad jugable
vuelve a ser clave, con las misiones principales destinadas a hacer avanzar la
narrativa y constituyéndose como la parte más interesante del programa. Aquí es
donde el título ofrece sus mejores réditos, y donde brinda también la mayor
variedad de su propuesta. Las misiones tienen la misma calidad visual en las
cinemáticas que esperamos de la saga, y son las principales responsables de que
el superar las entre 10 y 20 horas que invertiremos en la campaña, en función
de nuestro interés por las actividades secundarias, acaben siendo notables y la
mejor parte del producto puesto que las alternativas de carácter secundario no
son tan poderosas.
Y es que la ciudad que
comenzábamos a recorrer en Arkham City crece más en este nuevo título, aunque
no podemos evitar cierta sensación de que Gotham es más grande pero no más
interesante. La idea de ofrecer un "más grande" siempre es bienvenida
siempre que después venga acompañada por la palabra más importante de la
fórmula, el "mejor" que le sigue. Si el segundo episodio ofrecía un
mayor tamaño que el mapa del recinto en el que se ambienta el original, también
lo hacía con un diseño muy compacto y con montones de cosas que hacer en cada
rincón. En esta ocasión sigue habiendo muchos entretenimientos que iremos
descubriendo planeando con nuestras alas y lanzándonos hacia delante con el
garfio, pero también la densidad de éstos ha disminuido y su interés se reduce
por su componente reiterativo.
Por ejemplo de vez en cuando nos
llegarán notificaciones de actividad criminal en las calles, que se zanjarán
con un mero combate más bien poco estimulante. Se habla de crimen pero no
sabemos qué está sucediendo, más allá de un grupo de matones que se pasea por
las calles. Con un ciudadano en apuros o con algún tipo de incentivo de
cualquier perfil nos hubiera bastado para seguirlas con algo más de pasión,
pero en su estado actual no pasan de ser nada más que luchas idénticas a las
que ya vivimos una y otra vez en el modo historia lo cual resulta desalentador.
También hablamos de algunos otros entretenimientos tampoco especialmente llamativos
como algunas pruebas contrarreloj, que acaban siendo más atrayentes por la
aparición de secundarios de llamativa presencia que por ofrecer grandes réditos
en cuanto a diversión.
Se ha puesto precio a la cabeza
de Batman, y los asesinos más peligrosos de Gotham nos van a poner las cosas
muy difíciles.
Alma de Acero
El combate es una de las cosas
que más vamos a practicar en el programa, y de hecho ha venido siendo una de
las señas de la franquicia desde su comienzo, y lo ha logrado por una
adecuación fantástica entre una espectacularidad visual sin parangón y una
mecánica jugable espectacular que garantiza una fluidez que impresiona. Las
situaciones son, de alguna manera, similares a las de por ejemplo la serie Assassin's
Creed en el sentido de que los enemigos nos rodean y casi siempre se turnan
para atacar. Todo esto acaba generando una experiencia cuerpo a cuerpo donde el
timing y nuestro ritmo pulsando los botones adecuados es tan importante como
ser precisos en su elección.
La propuesta sigue el clásico
lema del "¿por qué cambiar algo que no está roto?", así que los
cambios rozan lo inexistente. Apenas podemos mencionar entre las alternativas
que debutan una ejecución con combo que se desbloquea cada cierto tiempo y en
circunstancias muy determinadas que permite machacar a un rival y concluir la
acción con algún salvaje movimiento como, por ejemplo, romperle una pierna o un
brazo. Hay algunas nuevas animaciones, como es lógico, y siempre es interesante
simultanear los golpes, bloqueos y saltos con acciones distintas como la de
lanzar el batarang o utilizar el gas para aturdir a nuestros adversarios, pero
estas escenas de acción por divertidas que sigan siendo nos han dejado con
ganas de que se hubiera aportado algo nuevo a la fórmula y es que las escasas
cosas que se añaden (como granadas de pegamento en lugar de granadas de hielo)
gestan en nuestro interior la sensación de falta de originalidad y de que los
cambios, cuando existen, son anecdóticos y meramente cosméticos.
Retornan también las secuencias
con jefes finales, aunque aquí son menos estimulantes que nunca. No se trata
únicamente de que muchos de los asesinos que aparecen en Arkham Origins, como
ya hemos dicho, están lejos del carisma de los que veíamos en entregas anteriores,
sino que tampoco hablamos de unas situaciones que estén particularmente bien
resueltas. La progresión en el desafío que proponen es sólo lógica desde el
punto de vista argumental, ya que encarnamos a un superhéroe en sus comienzos
que apenas empieza a descubrir su potencial, sin embargo desde la óptica
jugable el hecho de que jefes del principio como Deathstroke sean de una
dificultad extrema y que otros a posteriori sean mucho más asequibles no acaba
de resultar demasiado satisfactorio. Por otra parte algunos de éstos no son
únicamente frustrantes por los problemas de equilibrio, sino también porque las
mecánicas para acabar con ellos son a menudo redundantes y poco imaginativas.
No todos los villanos son muy
brillantes. Hay algunos como el Electrocutor que no se cuentan precisamente
entre los más inspirados.
Por su parte el sigilo, que se
escenifica en las escenas Predator, va en una línea parecida en cuanto al
continuismo aunque también es el estilo que nos brinda las mejores escenas de
acción. Está marcado por la capacidad de ofrecer muchas vías de decisión al
usuario, que se traducen en una arena en la que hay varios enemigos pero
también numerosas formas de resolver las situaciones. La posibilidad de
enfrentarnos con ellos a pecho descubierto como en el exterior es poco
recomendable en estos casos puesto que van armados y no tendríamos la menor
oportunidad, así que el pasear por las gárgolas del techo, utilizar túneles
subterráneos o buscar cualquier lugar donde escondernos para cogerles
desprevenidos acaba siendo no sólo fundamental sino también muy divertido y
tremendamente fluido gracias a la agilidad del protagonista y a sus gadgets.
Todas las mecánicas del programa,
y que constituían las bases de la fórmula Arkham, están presentes en Origins y
funcionan de forma adecuada, pero también da la sensación de que los chicos de
Warner Bros. Montreal han estado tan obsesionados con cuidar y ofrecer una
representación exacta y bien realizada de los pilares de la serie, que se han
olvidado no sólo de darle su toque sino también de ofrecer momentos de
enjundia. Falta inspiración y también crestas de la ola en una campaña
individual mucho más plana en cuanto a instantes brillantes que nos dejen
impactados de lo que sucedía antes. Es un gran modo historia, no se puede
discutir, pero le ha faltado algo de alma para reeditar el nivel de sus dos
predecesores.
Las escenas de acción y los
combates vuelven a estar muy bien resueltos. Son rápidos y frenéticos, y lucen
realmente bien.
Detective con Alas
Una de las cosas que debutan en
el título es la del aumento de profundidad en todo lo que tiene que ver con la
parte detectivesca de la experiencia. Batman siempre se ha caracterizado por su
inteligencia y habilidad para resolver este tipo de situaciones, sin embargo en
el pasado el modo de investigación era algo bastante sencillo que se
caracterizaba más por la fuerza de un visionado que nos permitía ver a través
de las paredes y localizar las partes interactivas del escenario, que por
ofrecer algún tipo de desafío. Ahora no es que haya un gran reto a la hora de
crear un "escenario del crimen", pero sí es cierto que hay más cosas
que hacer y que podemos llevar a cabo algunas cosas curiosas que ya habíamos visto
como las clásicas detecciones de ADN pero también otras nuevas como la de
deconstruir una muerte deduciendo cómo se produjo, y pudiendo jugar adelantando
y retrasando en el tiempo su visionado para descubrir todos sus secretos. Es
una parte muy guiada que no nos deja mucha participación, pero su presencia es
agradable y ofrece algo de variedad.
En esta misma línea de aportar un
respiro a la acción encontramos los desafíos de Enigma, que vienen a seguir una
línea también muy similar a la de episodios anteriores ofreciéndonos por fin
algo verdaderamente interesante que hacer al margen de la campaña. Examinar y
explorar el escenario con atención en las zonas que lo requieren acaba siendo
clave, y a pesar de que sólo hay algunos que ofrecen algo que se salga del
esquema, completarlos en su totalidad es un reto a la altura sólo de los más
tenaces. Eso sí, si queremos reto para nosotros son las modalidades que se
desbloquean al terminar el título: el Nuevo Juego +, y especialmente el I Am
the Night que dispara la dificultad hasta extremos disparatados. Nos hará falta
ser muy cuidadosos con las mejoras de personaje para salir adelante.
Arkham Origins nos lleva a una
navideña Gotham, más bonita y entrañable que nunca, pero también más repleta de
peligros.
En Origins, además, debuta el
multijugador para acompañar a la campaña. La parte on-line ha sido desarrollada
por Splash Damage, los creadores de Brink y unos auténticos veteranos en la
producción de experiencias de juego acompañado, que aquí han hecho lo que han
podido con una mecánica que prometía sobre el papel, pero que ya desde la
distancia auguraba un difícil traslado jugable. La idea es que los ocho
usuarios que forman parte de las partidas se dividen entre héroes y dos grupos
de matones, y todos ellos deben enfrentarse para alcanzar la máxima puntuación
y reducir lo posible las bajas puesto que hay un número de resurrecciones
limitado.
El uso de personajes como Batman,
Robin, Joker o Bane es relativamente similar al de la parte off-line, aunque
con ciertas limitaciones, una navegación más torpe y un esquema de acciones más
sencillo, mientras que los soldados por su parte responden a un patrón de
shooter en tercera persona bastante similar al de Gears of War con sus armas,
coberturas y estilo de movimientos. Lamentablemente el control de éstos es
bastante tosco, y resulta habitual que la respuesta de movimiento no sea todo
lo rápida que deseamos lo que nos dejará vendidos con facilidad ante el fuego
enemigo o, peor aún, ante los otros jugadores que portan héroes. La puntería
tampoco está tan lograda como esperábamos, y eso es algo que provoca muchos
momentos de desazón. Nuestras armas automáticas hacen un daño limitado sobre
todos los oponentes, así que el estilo tiene un ligero componente táctico en el
que importa más dónde estamos situados y qué uso hacemos de las coberturas que
la habilidad del jugador, lo cual es interesante pero tiene consecuencias
frustrantes.
Al comienzo de la partida hay un
reparto de roles entre los equipos y los héroes, sin embargo durante ésta se ha
tomado la decisión de que para aumentar el dinamismo uno de cada equipo de
matones pueda acceder a portar a su líder (Bane o Joker) en momentos aleatorios
de los encuentros, aunque sin que ello suponga grandes cambios en el control
con respecto al resto de gorilas salvo una potencia desaforada en sus armas o
golpeos. El componente persistente de la experiencia y los desbloqueos de
habilidades, cambios de aspecto y armas son un punto a favor de la parte
on-line bastante aceptable puesto que hay muchas alternativas, aunque la propia
parte jugable no ha acabado de engancharnos y entretenernos como nos hubiera
gustado y la escasez de mapas que hay disponibles por el momento y el hecho de
que sólo haya una modalidad también le resta vida útil.
El multijugador del título no
está del todo mal, pero es muy limitado en cuanto a opciones jugables y falta
precisión en movimientos y ataques.
Estado de Sitio -Gráficos y
Tecnología
Desde el punto de vista visual,
Origins es un producto que cuenta con las mismas virtudes que tradicionalmente
han caracterizado a la serie. Algo que consolida un producto tan espectacular
como esperábamos, apoyado en los pilares de un trabajo puramente gráfico
tremendo y de una dirección artística fantástica que recrea ese Gotham en forma
casi de parque de atracciones colorista, llamativo y bañado por la nieve del
período navideño en el que está ambientado.
Para empezar hay que hablar de un
Batman que, de nuevo, presenta un aspecto inmejorable y con pocos cambios. A
nivel de modelado el trabajo es sensacional, con una carga de polígonos
espectacular, unas texturas que impresionan y un acabado general digno de
encomio. Sus animaciones están a la altura de todo esto, con un abanico de
movimientos todavía más amplio que en episodios anteriores y capaces de generar
una navegación a través de Gotham de impresionante realismo; y también de una
fluidez poderosísima en unos combates que son una vez más un dispendio visual
que puede no sorprender por llevar ya tres entregas, pero que no por ello tiene
menos mérito. Las conclusiones son muy parecidas con los enemigos y,
especialmente, los supervillanos.
En cuanto al escenario se vuelven
a alternar con brillantez los sórdidos interiores plagados de oscuridad donde
refugiarnos y de arquitectura recargadísima, con unos exteriores que ahora
ganan mucho en cuanto a belleza gracias a la nieve. Los neones, el icónico foco
de luz con el símbolo de Batman y el aspecto exterior de unos edificios muy
cuidados y sin rastro de reciclaje hacen el resto para consolidar una
recreación asombrosa. Debuta en esta ocasión una Batcueva donde nos espera un
Alfred que tiene más protagonismo que nunca, y que podemos visitar con un viaje
rápido en nuestra Batnave para llevar a cabo algunas acciones a modo casi de
menú.
El modo detective sirve para algo
más que para resolver acertijos, y también nos permite ubicar enemigos y
conocer secretos del escenario.
Tecnológicamente el nuevo Batman:
Arkham es un videojuego formidable desde el punto de vista de optimización y
rendimiento. No hay ni rastro de caídas de frames por segundo en las versiones
de consolas a pesar de que lo que se ofrece en pantalla raya a un nivel
poderosísimo, y las físicas y efectos están muy cuidados. La palma, sin
embargo, se la lleva una edición para compatibles cargada de pequeños detalles
destinados a mejorar la ambientación si tenemos un equipo que soporte los
efectos de DirectX11 y el Physx acelerado en hardware, esto nos brindará una
iluminación muy lograda y vapor, una nieve muy veraz y papeles y otros restos
poblando el ambiente.
Las opciones para personalizar la
experiencia en PC son generosas, hasta 14, lo que garantiza que podemos
customizar con solvencia el apartado visual para que se adecúe a nuestro
equipo, sin embargo el rendimiento es extraordinario así que dependiendo de
nuestro ordenador seguramente no será un quebradero de cabeza el configurarlo.
En el sobremesa de pruebas de redacción (i7, 8Gb de Ram y GTX 770) hemos
logrado maximizar todas las opciones y obtener unos irreprochables 60 frames
por segundo, mientras que en un hardware más modesto y cercano a las
especificaciones la fluidez de los 30-40 frames también ha estado a la orden
del día sin un sacrificio visual particularmente dramático. Sí que, en cambio,
nos ha llamado la atención en todas las versiones una manifiesta falta de
pulido que no detectamos en episodios anteriores, y que incluye algunos bugs de
moderada importancia y algunos problemas en la experiencia on-line como tiempos
de carga interminables y salidas inesperadas.
Gráficamente Arkham Origins es
una preciosidad de videojuego. El trabajo y el mimo con el que está hecho es
digno de admirar.
Todo lo tocante al audio exhibe
el mismo nivel de valores de producción que el resto del lanzamiento, con un
resultado sobresaliente. La banda sonora es épica, y muy inspirada. Los efectos
de audio están a la altura de lo que hemos experimentado tradicionalmente en la
serie, y el título llega traducido y doblado con unas voces fantásticas y unas
interpretaciones algo teatrales en algunas ocasiones pero definitivamente muy
logradas. Mención especial para la voz del propio Bruce Wayne, que está llevada
a cabo por el mismo doblador de las películas de Christopher Nolan aunque en un
registro algo distinto. Lamentablemente el programa no nos permite escoger la
versión de audio en inglés, donde sabemos de buena tinta que el trabajo se cuenta
entre los grandes del año a pesar de la ausencia del legendario Mark Hamill
prestando su voz al Joker.
GRAFICAS: 9/10 BANDA SONORA: 8/10 HISTORIA: 9/10
JUGABILIDAD: 8/10 IMNOVACIÓN:
9/10
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